Otaku Hen

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Y si... 14 - Sonrisa felina

Posted: 31 Mar 2016 03:00 PM PDT


Hoy es mi primer día de trabajo. El día de hoy penetro en el mundo laboral. Estoy nerviosísima.

Cuando una es presa de los nervios puede recurrir a un sin fin de métodos para despejarse, la mía va a ser atender a una petición para esta sempiternamente flamante sección, ¡abriendo así el mes con los Y si...!

¿Y si fueras el gato de Cheshire?
~Comentadora anónima

Pues si fuera el gato de Cheshire... no cambiaría mucho el cuento. ¿Qué puede hacer un pobre secundario, por emblemático que este sea, para cambiar las andanzas de una jovencita por su sueño de un país de locos? Nada.

No me queda más remedio que rendirme a las medidas drásticas que la entrada sea un poco cómica. [Se sienta en un sillón de orejas atercipeopelado y verde convenientemente colocado ante una hermosa arpa, extendiendo las manos abiertas, y se pone a tocar la típica melodía armoniosa con las cuerdas. ¡Modo narradora activado!]

¡Marramiau!

A Yukino le creció pelo con estampado a rayas por todo el cuerpo, se le achicaron las extremidades, la boca se le transformó en morro, las orejas mudaron en lo amplio, ancho, puntiagudo, y la columna vertebral se le desarrolló hasta convertirse en enroscante cola. Yukino se convirtió en el gato de Cheshire, aquel a quien le ocurre como al monstruo de Frankenstein, que le debe su nombre a su amo y creador...

¡Qué gatita, qué gatita!

Sintió su sonrisa extendida por el morro. Desapareció y reapareció entera y por partes. Se miró el rabo, contempló sus patas, extrajo y guardó sus garras retráctiles, se cercioró de que sus genitales eran femeninos y estaban en su sitio y trepó por el primer árbol normal que pilló.

¡Qué minina, qué minina!

Allí se puso a jugar con el recién adquirido don de la invisibilidad y ya que estaba reflexionó sobre la volubilidad de la existencia y en que pasar de Yukino a YukiCheshire no cambiaba en nada el destino de Alicia. Cosa que aunque pudiera cambiar no cambiaría, pues ya era un gato, y los gatos duermen demasiado como para que le importen los delirios de los demás.

¡Qué egoísta, qué egoísta!
¡Nada de egoísmo! Los felinos están demasiado ocupados fuera de las horas de sueño entre acicalamiento, caza y juego como para que se preocupen por menudencias ajenas. ¿Que la niña quiere beberse y comerse todo lo que lleve un imperativo escrito? A YukiCheshire ni le va ni le viene.

¡Allá ella, allá ella!

Allí retozaba YukiCheshire, en la rama del árbol normal, sin saber como PIII bajar, disfrutando de la soledad como buena micifuz que se alegra de que la dejen en paz, siendo adorable y sonriente... cuando cierta protagonista de rubia cabellera vestida de azul apareció para perturbar esa paz por el bien se su trama personal.

¡Qué oportuna, qué oportuna!

La niña, muy formal con las manos entrelazadas tras la espalda y los zapatitos en posición triángulo de dos líneas, echó los infantes ojos sobre YukiCheshire.

- Minino de Cheshire... - pronunció vacilante.

YukiCheshire no se molestó en corregirla ni en mostrarle sus genitales, se limitó a ampliar su sonrisa felina.

- Minino de Cheshire. - repitió la chavalina, más animada.

- Dime, Alicia, dime.

- ¿Podrías indicarme qué camino debería tomar?

La cola de YukiCheshire se puso a danzar.

- Ese parece un buen camino. - afirmó señalando uno - Aunque ese también tiene buena pinta. - repuso señalando el otro - Claro que la gente suele ir por los dos. - concluyó señalando ambos con pata y cola.

YukiCheshire se había equivocado de cuento.

- ¿Eing? - pobre Alicia.

- ¿Qué más te da, si al fin y al cabo no te importa mucho el lugar?

- ¡Siempre que me lleve a alguna...!
- Tooodo camino te lleva a alguna parte si caminas lo suficiente.

Alicia pensó que eso era indiscutible, la gata se puso panza arriba. Porque... ¿confiaba en la pequeñuela?

- ¡Caminante, no hay camino, se hace camino al andar! - remató YukiCheshire.

- ¿Adónde llevan estos caminos? - Alicia ya, pasando.

La cola rayada volvió a tener acción.

- Por ahí a casa del Sombrerero Loco, no te hagas sombrerera o te pasará como a él con tanto plomo, mercurio y mejunjes. Por allá la Liebre de Marzo, que también está loca, sospecho que por la agonía de la sed de reproducción y esas cosas.

La muchacha hizo un mohín.

- Pero yo preferiría no frecuentar a gente loca... ni animales locos.

YukiCheshire también quiso hacer un mohín, pero se quedó con las ganas porque era una gata con sonrisa, y como tal no podía.

- Te diría que todo el mundo está loco aquí, cosa que ya deberías, no sé, sospechar...

- ¡Yo no estoy loca!
- Te diría que si no lo estuvieras no habrías venido aquí, pero a las pruebas me remito: has visto a un bebé convertirse en cerdito y tú como si nada, comes y bebes cualquier comestible que te lo ordene, haces caso a orugas fumadoras, consumes hongos cuando estoy segura de que tus papis te habrán advertido de los peligros de zamparte lo que te encuentres por el suelo, te dejas las llaves por ahí... ¿¡y lo que te sorprende de mí es que sonrío?! ¿¡No que hablo?! ¿¡Ni que aparezco y desaparezco a voluntad?! ¿¡En serio?! O estás loca o tienes una capacidad de adaptación demoledora.

Alicia sollozó.

- Claro que tienes ocho años... - y está soñando.

Alicia rompió a llorar.

- No... no llores, Alicita, no vayas a formar otro océano de lágrimas y ahogues el mundo...

Alicia lloró y sollozó e hipó, cubriéndose la carita con las manitas. YukiCheshire en apuros.

- Yo también estoy loc... loco, ¿sabes?

- ¡No ej vegdá! - lloriqueó la nena.

- Que sí, que sí. Tú tienes una gatita en casa llamada Dina, ¿verdad? La has visto en celo alguna vez, ¿verdad?

Alicia asintió con un puchero. De los tristones, no de los que se usan para cocer patatas.

- Pues eso. - sentenció YukiCheshire.

Pero no sirvió de nada, la humana bua que te bua. A YukiCheshire no le quedó más remedio que intentar bajar del árbol normal, con lo que se dio un panzazo contra la maleza que le hizo quejarse a maullidos. Sin abandonar la sonrisa.

Y entonces Alicia, sin una sola lágrima recorriendo sus límpidas mejillas, le puso las manos encima.

Y LA ACARICIÓ.

- Oh. Oh, ¡sí! Justo ahí NO, TE ODIO. - zarpazo, bocao.

YukiCheshire huyó patas para qué os quiero, desapareciendo y reapareciendo a cachos con el frenesí.

Posteriormente, Alicia se topó con el cadáver de un ratoncillo adornado con un lacito rosa en la partida de croquet de la reina.

La personalidad tsundere gatuna es agotadora.

Conclusión:
si yo fuera el pobre gato, se le perdería el respeto al personaje.